Pablo Olivares La Serena, Coquimbo, 1992
Su trabajo tiene un arraigo por la contemplación de espacios y momentos, marcado a fuego por su amor a la fotografía de paisajes y el predominante uso de la luz natural, intenta retratar con la mayor exactitud lo mismo que sus ojos presencian.
Mi trabajo es principalmente contemplativo, más que una disciplina veo a mi trabajo como un proceso en el cual sólo tengo voz al final, cuando la imagen se revela. Trato de influenciar el proceso de una fotografía lo menos posible, siempre comprendiendo por medio del diálogo, pero sólo interviniendo al final, cuando se decide presionar el disparador de la cámara. Esa acción de presionar el dedo siempre será nuestra más grande elección ante cualquier historia que contemplemos: decidir contarla a través de la fotografía.