Emojis
Por Bárbara Cuadriello
Este texto surge de una colaboración entre Mario Belta y yo. A partir de las ideas de Walter Benjamin sobre el tiempo histórico y sobre las imágenes como ‘índices de crisis’, hago un análisis de los emojis que Mario realizó para la Plataforma de Imágenes Contemporáneas (PICS) del Centro de la Imagen. Mientras mi colaboración es textual, la de Mario consiste en hacer un ejercicio visual-temporal que muestre las imágenes del pasado que coexisten en los emojis que diseñó. Propongo que ese ejercicio no se interprete como una mapa de referencias creativas, sino a partir de la comprensión de que en representaciones como las de Mario, coexisten diversas imágenes y una variedad de tiempos históricos.
Formas culturales
Las imágenes tienen mucho que decir sobre el tiempo histórico en que fueron realizadas, y también sobre aquellos que las miraron y las experimentaron durante ese tiempo. Por un lado, su materialidad y formato les permite fungir como índices que condensan y encriptan una carga de información más amplia que aquella extraída después de un rápido ejercicio de apreciación sensorial. Por otro lado, como lenguaje, las imágenes arrastran consigo evidencias de las transformaciones que ocurren en las sociedades, en sus modos de producir y en sus modos de comunicarse. Es decir, son pequeños síntomas que abren la posibilidad a un diagnóstico que se antoja más complejo.
En los años treinta del siglo pasado, y a partir de las ideas del materialismo histórico, los filósofos de la escuela de Frankfurt se dieron a la tarea de analizar las formas culturales y estéticas de la vida diaria, con la intención de emanciparlas de la subordinación a las condiciones materiales de producción a la que el marxismo más ortodoxo las había condenado.
Walter Benjamin, quien colaboró con la Escuela de Frankfurt, participó de ese objetivo. En El origen del drama barroco alemán, afirmó que el análisis de las formas culturales es el modo más adecuado de entender lo ‘contemporáneo’. Siguiendo sus pasos, este texto propone buscar, por un lado, pistas de lo ‘contemporáneo’ al analizar una de las formas culturales habituales de nuestros días: los emojis. Por otro lado, propone mirar los emojis siguiendo el concepto benjaminiano de las imágenes dialécticas, aquellas donde las fracturas y plasticidades del pasado y el presente se encuentran aprisionadas. Ahondaré en esto más adelante.
La dialéctica y el progreso
Para Hegel, la realidad efectiva está conformada por opuestos que al desencadenar su inevitable conflicto, engendran conceptos que a su vez pasan a integrar un elemento en el conflicto esencial de lo real. Esa relación de conflicto es una relación dialéctica. Para Marx, la realidad es también conflictiva, pues hay en ella una contraposición, no ya de concepciones, sino primordialmente de intereses materiales: la lucha de clases. Para éste último, en la confrontación entre clases está el motor de cambio histórico.
Benjamin piensa un poco distinto a ambos. En El origen del drama barroco alemán anticipa una noción de tiempo histórico que desarrollará en textos posteriores, donde sugiere (en contraposición al positivismo y al materialismo histórico, cabe decir) que la historia no es un movimiento perpetuo destinado al progreso.
Para Benjamin, la función de la teoría crítica es la de emanciparnos de la ilusión del progreso como ‘motor de la historia’. En su lugar, busca entender el desenvolvimiento de la historia a partir de la noción de ‘crisis’.
El historiador Enzo Traverso lo explica así:
Para Trotsky, así como para Marx, y toda la tradición del marxismo clásico, la revolución debía hacer avanzar la historia. Él la comparaba con un motor, en el cual las masas en acción representaban el vapor y los bolcheviques su dirección, el cilindro; Benjamin, en cambio, concebía la revolución como el advenimiento de una nueva era que habría interrumpido el transcurso de la historia. En lugar de hacer avanzar el camino de la historia, “ella debía detenerlo”. A diferencia de Marx, que definía las revoluciones como las «locomotoras de la historia», Benjamin veía en ellas el «freno de emergencia» que podía parar la carrera del tren hacia la catástrofe.1
Según su raíz etimológica, la crisis o el estado de criba es un estado de suspenso, aquel donde no se avanza, pero tampoco se retrocede.2 La conceptualización de las imágenes dialécticas de Benjamin parte de ese mismo entendimiento: en la estructura de éstas, presente y pasado aparecen como elementos que colisionan y se encuentran suspendidos. En ellas acontece la crisis, que puede ser también el freno de emergencia.
La crisis se presenta así como la dimensión de la decisión.
Las formas y el lenguaje de la ciencia ficción resultan ejemplares para comprender la crítica benjaminiana al historicismo y a la noción del progreso, pues el género se las ha arreglado para hacer una crítica a este último. En novelas y películas de ciencia ficción el progreso aparece más bien, como el motor que ha conducido al desastre: la tecnología, el sistema económico y social y los deseos y fantasías que en él han florecido, han llevado a un momento de crisis. La ciencia ficción ofrece paisajes donde dos mundos acaban de colisionar. Por un lado, la ilusión de un futuro que se antojaba mejor, más organizado, evolucionado (en una típica imagen de progreso), por otro, esa misma ilusión de futuro puesta en jaque, vuelta ruina, convertida en una nostalgia por las formas pertenecientes al pasado. Ése es el momento de la crisis, de la colisión y la pausa. La dialéctica, en el corazón de la ciencia ficción, muestra que la catástrofe y la crisis anteceden al nuevo orden. Según la narrativa del género, ¿qué sigue luego de la catástrofe? El renacer de las cenizas, un nuevo modo de organización, y la esperanza, aquella que, paradójicamente, consiste en una nueva búsqueda del progreso.
Emojis: imágenes dialécticas y síntomas de ‘lo contemporáneo’
Propongo que los emojis de PICS son imágenes dialécticas porque comportan una multitud de imágenes del pasado que sobrevienen al presente y que se despliegan a través de símbolos que podrían ser reactivados por quien los mira. Si estas formas visuales se leen desde el análisis iconográfico, es posible ir desenterrando distintas capas de significado, pero también diversas temporalidades. En los emojis de PICS es posible identificar formas visuales que provienen de la cultura tecnológica contemporánea: los videojuegos, internet, las imágenes en movimiento, la ciencia ficción, el arte contemporáneo, el manga y Sailor Moon. Sin embargo, en ellos hay también otras temporalidades: en el emoji de Arqueología transcurren las formas visuales del período clásico mesoamericano, específicamente las de una cultura desarrollada en centro de Veracruz entre 200 y 900 d.C, a la cual se le atribuye una figurilla sonriente hecha de barro cocido (erróneamente adjudicada a los totonacas)3; mientras que en el emoji de Duelo, acontecen las formas de la pintura flamenca renacentista de Joos Van Cleve, quien para realizar el óleo de ‘El suicidio de Lucrecia’, se inspiró en la historia de una mujer cuya leyenda sirvió de preámbulo a la caída de la monarquía romana, y a la posterior instauración de la República en el año 509 a.C.
Colaboración de Mario Belta para este texto. Desdoblamiento de los emojis de Familia y Gentrificación.
Colaboración de Mario Belta para este texto. En una imagen existen muchas imágenes y muchos temporalidades: emoji de Arqueología.
Colaboración de Mario Belta para este texto. En una imagen existen muchas imágenes y muchos temporalidades: emoji de Duelo.
Ahora bien, para continuar con este análisis valdría la pena considerar que el ensamblaje tecnológico, social y económico en el cual los emojis existen, no es el de inicios del siglo XX, aquél con el que Benjamin trabajó.
¿Cuál es la temporalidad histórica de los emojis?
Si los miramos como síntomas de un tiempo, de nuestro tiempo, tal vez podríamos aventurar un diagnóstico sobre la realidad por la que navegan. Por la que navegamos.
El análisis de la condición material de los emojis puede revelar su origen en las estructuras económicas y tecnológicas del sistema de producción actual. Navegando por las aguas digitales, los emojis se comportan como elementos breves y dinámicos, que responden a la lógica del capitalismo cognitivo: aquella que privilegia las imágenes sobre el texto, que favorece la aceleración y la flexibilidad. Los emojis se mueven a través de los flujos sociales de la red, y se trafican como gestos, fantasías y deseos de quienes les dan forma y sentido al compartirlos.
Tienen las características de una imagen, en conjunto constituyen un alfabeto, pero en realidad funcionan como gestos que apelan a la afectividad y a exacerbar las emociones inmediatas. Los animojis, una versión animada de los emojis, logran incluso captar las expresiones del usuario para transformarlas luego en imágenes animadas. En ese sentido, los emojis propician la vuelta a uno de los primeros tipos de comunicación, la gestual, y sugieren con ello, una reconfiguración en los aparatos de percepción contemporáneos.
Los emojis que Mario Belta hizo para el proyecto de PICS tienen una función complementaria, que los emojis que usamos en whatsapp o en Facebook no tienen. César Jerónimo, editor de PICS, destaca que los emojis de Mario Belta actúan como lo hacen los aparatos digestivos, pues filtran el big data y condensan la información visual. Para decirlo de otro modo, al estar alojados en la plataforma web de PICS, fungen como tags que permiten identificar que ‘internet’, ‘feminidad’, ‘ficción’, y ‘tiempo’ son temas recurrentes en las imágenes producidas por una serie de artistas jóvenes. Son índices de las inquietudes contemporáneas.
Emojis unicode
Emojis del proyecto de PICS, realizados por Mario Belta.
Los emojis manifiestan las inquietudes contemporáneas, pero revelan también algo más. Unos párrafos atrás propuse que son imágenes dialécticas porque, dentro de su estructura, tanto el pasado como el presente se encuentran en conflicto, en suspenso. Sugerí que ese estado de crisis es, siguiendo a Benjamin, una propuesta distinta a la noción historicista del progreso: es un freno de emergencia. Luego analicé la temporalidad concreta de las formas procedentes de la ciencia ficción para contrastarla con aquella en la que suceden los emojis, gestados en un entorno tecnológico, social y económico diferente, inseparables de él. Los conceptos base de este entorno son el progreso, el deseo y la circulación, estructuras que le permiten a estas formas culturales distribuirse, desenvolverse, apelar a las multitudes, llenarse de nuevos sentidos, para luego perderlos y adoptar unos nuevos.
Colaboración de Mario Belta para este texto. Desdoblamiento del emoji de Gentrificación.
Agregaría que en los emojis, la dialéctica de la imagen y su posibilidad de crisis, ha quedado sepultada, encubierta. Lo que se asoma es un deseo que toma forma de imagen o gesto, que incita, exacerba, se comparte, muta y se olvida. En esa economía, el movimiento sucede sólo en la inmediatez de la reacción emocional, no después: así, los segundos de la confrontación se repiten una y otra vez, infinitamente, detenidos a pesar de su propio movimiento. Los emojis pertenecen a un tiempo histórico donde los deseos y afectos tropiezan en un scrolling infinito. La economía del Emoji parece ser sólo instantánea, no progresiva, pues en ella no hay futuro, no hay nada que decidir: no hay ya crisis posible.
Emojis de Violencia y Migración para el proyecto PICS.
- 1Traverso, Enzo. “Walter Benjamin y Trotsky: sobre una relación de afinidad electiva”. Consultado en: http://www.redaccionpopular.com/articulo/walter-benjamin-y-trotsky-sobre-una-relacion-de-afinidad-electiva
- 2Consultado en: http://etimologias.dechile.net/?crisis
- 3Uriarte, María Teresa (1986): «Caritas sonrientes del centro de Veracruz», en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas (UNAM), (55): 27-30, México.