Fósiles de lo que podría haber sido o quizás será
Una entrevista con Miguel Ángel Salazar y Carlos Iván Hernández
Partiendo de la narrativa, la especulación y la ficción, Miguel Ángel Salazar y Carlos Iván Hernández han tejido una serie de provocaciones que se materializan a través de Fósiles de lo pudo haber sido o quizás será. Este cuerpo de obra, está atravesado por procesos de modelado y predicción a la vez que se revelan como escenarios asincrónicos que habitan objetos y procesos simultáneamente. En esta conversación nos cuentan acerca sus aproximaciones más recientes, resultado de la exposición Ocaso primigenio llevada a cabo dentro de las actividades de Impronta Lab, en las que exploran la creación de una nueva capa sobrepuesta en el universo palpitante de una temporalidad incierta; es un poema, palíndromo simbólico y eco de los presentes expandidos posibles; un caldo primitivo analizado a través del lenguaje; una caja petri de múltiples escalas; y, no menos importante, una expedición a través de los fractales semidigitalizados de la naturaleza.
Doreen Ríos (DR): Al ver de cerca el cuerpo de obra que compone a Fósiles de lo que pudo haber sido o quizás será, es inevitable pensar en el poder narrativo que existe en este proyecto. ¿Cómo han abordado la construcción de historias a partir de los diversos materiales que le componen?
Miguel Ángel Salazar (MS) y Carlos Iván Hernández (CH): Constantemente utilizamos estrategias narrativas que tienen que ver con varias disciplinas que engloba la historia natural, aprovechando su potencial discursivo desde sus distintas variantes como los mitos y ficciones que han ido cambiando con el tiempo y han sido una forma de pensar y una realidad en un momento determinado. Esas narrativas definitivamente no son lineales y toman como referencia distintos hitos de la historia en específico. Sin embargo, un gran motor que alimenta y le da forma a estas narrativas, evidentemente viene de todo lo que consumimos en el cotidiano: películas, caricaturas, novelas etc., indudablemente en su mayoría basadas en la ciencia ficción. La ciencia ficción, sin duda, es una poderosa forma que nos permite visualizar y pensar tiempos posibles, y en lo que se basa en particular el cuerpo de obra que compone Fósiles de lo pudo haber sido o quizás será. Video, esculturas y dibujos que derivan de modelos digitales en 3D, que surgen de diseños geométricos básicos, que al complejizarlos resultan en un conjunto de organismos primigenios y especulativos que entrelazan la cultura digital, con las narrativas de las ciencias naturales.
DR: Las tecnologías digitales nos permiten utilizar datos sobre el pasado y proyecciones del futuro para dirigir nuestras acciones presentes. Nos hacen ser conscientes de los hiperobjetos que nos rodean y tienen el potencial de navegar por el diseño antropogénico deliberado de una planetaridad viable. Sin embargo, la forma en que desplegamos estas tecnologías, o la manera en que gestionamos los riesgos relacionados con los cambios del futuro cercano, no se ajusta a la comprensión de que el futuro es un proceso no lineal y contingente. En esta serie de piezas que han configurado en los últimos años, ¿qué papel juega la simulación?, ¿consideran que los escenarios ficcionados tienen el poder de modificar algunas de nuestras conductas?
MS y CH: En Fósiles de lo pudo haber sido o quizás será, articulamos una narrativa que se basa principalmente en la posibilidad de los “hechos” que no han sucedido realmente, ramificaciones y yuxtaposiciones temporales entre pasado y futuro. Un tiempo asincrónico que indudablemente, nos lleva a visualizar un podría o quizás será. Esta construcción de realidades nos hace repensar y reorganizar la misma historia navegando muchas veces desde la simulación. La simulación nos funciona como una manera de insertarnos en estas lógicas temporales, desde la utilización formal de técnicas tradicionales realizadas con herramientas industriales, hasta la representación y construcción de posibles ecosistemas que rebotan entre lo digital y lo físico, que pueden leerse como otra configuración imaginable de tiempos prehistóricos.
DR: A lo largo de la historia, la humanidad ha moldeado el tiempo en correspondencia con las tecnologías de abstracción simbólica diseñadas para comunicar y comprender los procesos físicos. Es así que el concepto cambiante del futuro determinó las herramientas y políticas que adoptamos para manejar el azar, la desgracia y la innovación. En ese sentido, ¿cómo sitúan la exploración de herramientas y materiales dentro de su producción?
MS y CH: Mitos bíblicos, visiones proféticas, avistamientos de ovnis o de otras criaturas, leyendas atemporales o estudios científicos erróneos, son los que han nutrido el imaginario de la historia, y en varios casos, fueron un punto de vista poderoso que proyectaba una visión generalizada del mundo y permea una manera de ver el futuro.
Nuestra utilización de herramientas y materiales muchas veces se incrustan en estos hitos históricos. Tal es el caso de cuerpos de obra que compone La tierra antes del diluvio, donde utilizamos este rebote entre físico y digital al utilizar estas diversas proyecciones de lo que se creía de la historia, sus especulaciones futuras y de sus posibles relecturas. Una pieza desprendida de esta serie es la escultura y escaneo 3D Scrotum humanum, 2019-2020, tomada del nombre del primer fósil clasificado de la historia, llamado así al confundir un trozo de fémur de dinosaurio carnívoro con los testículos fosilizados de algún gigante bíblico. El primer registro de este fósil aparece en el libro The natural history of Oxfordshire, publicado en 1676 por el naturalista Robert Plot, mucho antes de que se tuviera conocimiento del concepto dinosaurio y de extinción, y que en 1763 fuera denominado como scrotum humanum por el naturalista Richard Brookes.
El fósil original actualmente se encuentra perdido. A partir de las ilustraciones de este libro, realizamos una réplica del fémur de terópodo en una piedra de río. La intención era realizar un escaneo 3D de esta réplica y poder regresarla a internet donde pueda ser reproducida físicamente de nuevo. De igual manera, otra de las piezas de esta serie es el retrato ‘Troodon sapiens’ un dibujo en toner realizado con una cortadora láser de la hipotética evolución del dinosaurio más inteligente conocido (un terópodo, al igual del que perteneciera el scrotum humanum). Esta hipótesis, fue desarrollada por el paleontólogo Dale Russel en los ochentas. A partir de fragmentos, tanto scrotum humanum, como troodon sapiens detonaron diversos imaginarios de realidades posibles en épocas distintas.
DR: Me parece esencial incorporar a la conversación la transacción matérica de Fósiles de lo pudo haber sido o quizás será pues, de alguna manera, revela un quiebre, a mi parecer muy necesario, entre las materialidades digitales y las materialidades fuera de la pantalla. ¿Cómo se aproximan a la toma de decisiones, matéricas y narrativas, relacionadas a la creación de nuevas piezas para este proyecto?
MS y CH: Sin duda, mucho de nuestro trabajo en colaboración tiene que ver con esta traducción de materialidades y sus respectivas cualidades. En específico para esta serie, estos saltos funcionan como una posible simulación de una prehistoria primigenia. Los exploradores de siglos pasados, partían de las evidencias que ofrecían los viajes por tierras incógnitas, realizaban numerosos cuadernos de apuntes con dibujos y notas que su observación permitiera. De igual forma, estos saltos de entre lo observable y reconocible a la representación y la simulación abre las posibilidades a la imaginación. En este símil con la naturaleza, figuras geométricas básicas son extraídas en programas de modelado digital para generar patrones complejos que asemejan criaturas primitivas. Como la geometría fractal que modela todas las formas reconocibles. La parte central hasta el momento de este proyecto, fue el video que realizamos en 2019 con estos renders, el cual le da nombre a este conjunto de obra, y funciona como primer acercamiento a este ecosistema, donde existen estos organismos, y que ha servido para desplegar e ilustrar de maneras físicas el imaginario de las posibles taxonomías que pudieran habitar en él, desde esculturas en silicón, resinas con tierra, dibujos en punta de plata realizados con una cortadora CNC, filtros de Instagram y joyería. Nos gusta pensar en el innumerable sin fin de posibilidades, donde estos organismos podrían ser reales dadas las posibilidades adecuadas.
DR: En cuanto al desarrollo de ecosistemas se refiere, me resulta muy intrigante la forma en la que articulan el paso de lo humano dentro de estos nuevos seres vivos. Por un lado, son un recordatorio de que toda materia terrestre está relacionada a lo natural/orgánico, por más sofisticada que se vea, y por otro, una idea que me parece crucial para el proyecto: la temporalidad humana es minúscula en comparación a tiempo profundo de la vida en la Tierra. ¿Cómo perciben la idea del tiempo y de las aproximaciones subjetivas al mundo desde la perspectiva humana?
MS y CH: La historia de la Tierra, su estructura, sus procesos temporales, energías y todo lo que sucede en ella, ha existido como un flujo que se modifica conforme avanza el gran tiempo geológico, y donde la aparición de los estratos tecnológicos apenas es una línea visible. En este sentido, trabajamos desde la visión humana que construye a imagen y semejanza de ‘la naturaleza’, una especie de diorama, recurriendo a diferentes tiempos históricos para así imaginar las ideas de un futuro que podría llegar a ser.
Sin duda, las historias de la futuridad, las tecnologías de abstracción y la gestión del azar convergieron en dos cambios paradigmáticos: primero, de una visión del mundo formada por profecías a una existencia estructurada por la predicción. Y segundo, del paradigma de la predicción al definido por la comprensión de que el futuro es, de hecho, producido artificialmente. Lo que demuestra que la previsibilidad absoluta del futuro, es una fantasía y que la realidad, como propone la obra de Miguel Ángel y Carlos Iván, se construye continuamente.
Miguel Ángel Salazar
Vive y trabaja en la Ciudad de México. Produce objetos y videos que derivan de una búsqueda casi arqueológica de archivos digitales y de la recopilación de recuerdos personales. Estas reproducciones digitales y físicas adquieren nuevas formas a medida que el artista reconsidera su asociación entre el pasado y el presente. Creando un puente entre el mundo físico y el digital, con un cruce constante de uno a otro, Salazar explora la posibilidad de una interacción entre los nuevos procesos de producción y los tradicionales. La reproducción de cada objeto es una oportunidad para fragmentar tanto los recuerdos digitales como los personales.
wimpysalazar.com
Carlos Iván Hernández
Estudió Artes Visuales y Diseño Gráfico en Hermosillo, Sonora, y en la Ciudad de México. En 2014 cursó el Programa de Fotografía Contemporánea PFC Noroeste, así como seminarios en el, Instituto de Estudios Críticos en 2013, y en el programa Vico Itinerante en 2011. Realizó la residencia de producción artística Transvisiones Alcobendas, en Madrid, España, en 2015. Obtuvo el Premio de Adquisición en el Primer Concurso de Fotografía Contemporánea de México de la Fundación Mexicana de Cine y Artes 2012, así como en la Séptima Bienal de Artes Visuales de Sonora 2010.
carlosivanhernandez.com